Desde el punto de vista de un gato, la arena suelta y mullida de tu huerto, jardín o plantas de casa es un paraíso hecho realidad: se puede escarbar fácilmente, está limpio y ordenado y supone un rincón confortable y luminoso (muchas veces soleado) para tumbarse… ¡Hasta se puede comer! Aunque su intención no sea…